Neuromarketing… Suena un poco a ciencia ficción, ¿verdad? Pues de alguna forma, lo es. El mundo del marketing y la publicidad ha tenido que ir un paso más allá para poder competir en un entorno cada vez más saturado de marcas e impactos publicitarios. Ante tanto estímulo, los consumidores acaban por ignorar gran parte de la publicidad que les alcanza, o peor aún, acaban por detestarla. ¡Muchas veces ni siquiera se da cuenta de que está ahí, porque hay tantas cosas que ver que al final no puede distinguirse nada!
En este contexto es en el que surge el neuromarketing, que no es más que una vía basada en la ciencia para reconectar con nuestros potenciales clientes (o mejor dicho, con sus cerebros). ¿Te suena extraño? Conoce un poco más de qué va esta técnica de marketing cada vez más utilizada.
Índice
Neuromarketing: una nueva frontera para el mundo de la publicidad
El neuromarketing, como decíamos, se apoya en la ciencia para lograr sus objetivos; en concreto en la neurociencia, que es la ciencia que se encarga de estudiar nuestros cerebros: sus comportamientos, sus reacciones, sus desequilibrios, etc.
Si bien antes, para averiguar que cuajaba entre el público, no podíamos hacer otra cosa que probar (el famoso ensayo error era la única vía para saber si nuestras estrategias y nuestras campañas publicitarias estaban teniendo el efecto deseado), ahora, a través de la información que nos aporta el neuromarketing, poder pisar sobre un terreno más seguro.
Pero, ¿en qué consiste exactamente el neuromarketing? ¿Qué busca conseguir y cómo funciona? Se trata de una disciplina que se encuentra en la intersección entre neurociencia y marketing que (aunque suena algo maquiavélico) busca, ni más ni menos que colarse en el cerebro de los consumidores y dar con las teclas adecuadas para producir la reacción deseada ante un determinado tipo de promoción o estímulo publicitario.
Esta técnica se centra en obtener información valiosa acerca de cómo construir una campaña exitosa, y lo hace tanto a nivel de forma (el diseño de la promoción: la pieza o el anuncio en cuestión), como a nivel de fondo (el mensaje que transmitimos).
Tipos de neuromarketing
Existen varios tipos de neuromarketing, entre los que podemos destacar tres. El neuromarketing visual que, como nos podemos imaginar, se encarga de obtener conclusiones acerca de estímulos visuales (redondear precios para que parezca que un producto es más barato, utilizar determinadas palabras clave para llamar la atención, usar ciertos colores para dar a entender una idea acerca de un producto o servicio, etc).
Luego está el neuromarketing auditivo, centrado en el sentido del oído (cómo afecta un tipo de música a un establecimiento, un jingle a una marca, u otros recursos sonoros a la hora de lograr objetivos comerciales).
Por último, el marketing kinestésico abarca otras facetas como pueden ser el olfato, el tacto o el gusto. Aunque no está tan extendido, ofrece un gran potencial a la hora de captar clientes o causar un efecto importante en ellos. Algunas tiendas de ropa lo usan; algunos restaurantes, cafeterías o tiendas de productos alimenticios también.
Incluso Apple lo ha aprovechado. ¿Alguna vez te has preguntado por qué el packaging de la empresa de la manzana produce ese efecto de deslizamiento lento a medida que tratas de sacar tu nuevo ordenador o dispositivo electrónico de su caja? Ahí tienes un ejemplo perfecto de lo que puede lograr el neuromarketing. En este caso, la expectación hace que tu respuesta a la hora de por fin poder ver y tocar el producto sea mucho más favorable. ¡Voilà! Una vía directa para lograr una clientela más asombrada y satisfecha.
Beneficios del neuromarketing
Aunque a priori pueda parecer algo banal utilizar la neurociencia para propósitos comerciales o de marketing, lo cierto es que esta técnica ofrece beneficios en varias facetas.
Por un lado, por supuesto, tiene el potencial para mejorar el rendimiento de cualquier estrategia de marketing (y de hacerlo además en varias de sus etapas, incluida el punto de venta). Además, puede ayudar a reforzar laimagen de la marca, ya que pone el foco en las necesidades del consumidor. Pero es que, además, puede ofrecer ventajas a nivel de eficacia y fiabilidad. Es mucho más preciso que otros tipos de marketing y tiene capacidad real para mejorar la experiencia de los usuarios.
Por si esto fuera poco, desde cierto punto de vista, es menos intrusivo a la hora del análisis del consumidor final que otras técnicas de investigación o análisis de mercado; y puede servir como referencia no solo para una campaña, si no para varias al identificar patrones de conducta comunes y escalables, y tocar incluso facetas del inconsciente.